El extraño caso del alfajor Milka triple
- facundocastro18
- 12 oct 2022
- 2 Min. de lectura
Me desperté sobresaltado en la noche, una pesadilla fue el presagio de la tragedia que estaba golpeando la puerta, las sospechas se hicieron realidad cuando abrí la heladera y me encontré que mi alfajor milka triple se había desvanecido, esfumado o abducido, la cuestión es que ya no estaba donde yo esa misma tarde lo había escondido detrás de esas hortalizas destinadas a pudrirse en el fondo de la heladera.
Y como lo hizo Hercules Poirot en el tren, me puse a investigar el caso con minuciosas pericias que amerita un caso de estas magnitudes, tratando de deducir quien es el asesino o asesina de mi alfajor milka triple.
Hay dos sospechosas, tal vez tres, mi esposa, mi hija y la perrita que esta mañana anda con la cola entre las patas, quizá presagia el interrogatorio que estoy dispuesto a realizar.
-¿te levantas de noche para ir al baño? Le dije a mi esposa, que con un gesto de “no sé de qué me estás hablando” me miro y siguió tomando el café.
Seguí con mi hija y traté de tenderle una trampa con una pregunta capciosa y aprovechando lo que practicó esa semana en la escuela le pregunté. -Juancito tenía dos alfajores y alguien le quito uno. ¿Cuántos alfajores tiene Juancito ahora? – uno papá. Contestó y siguió mojando el biscuit en la leche. Miré a mi perra y me dijo wow wow.
Por la tarde tome un descanso y medite en los hechos y en los interrogatorios de esa mañana, ate cabos sueltos y con un poco de mi intuición femenina, llegué a varias conclusiones. Primero pensé que se lo podría haber tragado la heladera como un fenómeno paranormal, luego pensé en una conspiración de los servicios secretos como la cia o la kgb o la venganza de la vaca violeta de milka atormentada por sus diferencias con las demás vacas de la granja. Llegué a los extremos de la sabiduría humana y el pensamiento supremo de aquellos que logran pasar la media en el coeficiente intelectual y concluí que yo mismo me lo había comido esa noche después de la cena en un acto de miseria humana tratando que no me descubrieran y en ese gran afán lo borre de mi mente de tal manera que me olvidé que me había comido el bendito alfajor milka triple. Mi Edward Hyde había hecho de las suyas.
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