Hermenegildo Rogelio Iglesias

Damas y caballeros hoy quiero contarles la historia de Hermenegildo Rogelio Iglesias, su vida, su pasión y como supero obstáculos a pesar de las adversidades de la vida. Nació en una Familia pobre en el barrio de barracas y en los potreros del barrio se conocieron sus virtudes cuando solo era un purrete.

A Hermenegildo no le gustaba jugar al futbol pero le apasionaba ser árbitro e impartir justicia en el campo de juego. Ya siendo joven, estudio en la Escuela Argentina de Árbitros del Futbol Argentino, la EAAFA, y se recibió con Honores. Dio sus primeros pasos como árbitro profesional en el ascenso, siendo de la terna arbitral en los aburridos empates sin goles entre Lugano y Victoriano Arenas y el clásico entre Sacachispas y Yupanqui, Donde echó a los centro Half de cada equipo por una escaramuza que se armó en mitad de campo.

Pero la crisis del 2001 llegó y golpeo la economía del país y por lo tanto también golpeo a Hermenegildo que ya no le alcanzaba el sueldo con los partidos del fin de semana y tuvo que salir a tirar currículos como mucha gente en esos tiempos. Por consejo del juez de línea amigo le dijo que enviara un cv al gobierno de la ciudad para dirigir, en este caso, el transito, y así poder combinar su pasión con un nuevo trabajo.

Aquí viene lo mejor de la historia de Hermenegildo Rogelio Iglesias, su destreza con el silbato, sus movimientos con los brazos y que siempre estaba cerca de la jugada, Fueron los detonantes para elevar al máximo su carrera de Agente de tránsito… y fue el mejor que se conoció en las transitadas calles de la capital porteña. En una ocasión le toco el silbato a un conductor de un Megane azul modelo 98 que se adelanto en una boca calle, pisando la línea peatonal. – Para atrás, le dijo, y remarcó una línea con espuma blanca, la misma que usaba para delimitar la barrera en un tiro libre en las canchas del ascenso. En un piquete repentino, desvió el transito con movimientos excelsos de sus brazos y al grito de “circule, circule” y hasta le llego a sacar tarjeta roja y labrar un acta de mal estacionamiento a ese Señor que se paró en doble fila para estar cerca del colegio en la salida de su hijo. Bien impartida la justicia Hermenegildo.

Gracias a él, las calles están bien custodiadas, ninguno pasa el semáforo en rojo, por temor a ser vistos por el insobornable ex árbitro de futbol transformado en agente de tránsito, El gran Hermenegildo Rogelio Iglesias.